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Poda y formación de árboles frutales

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Podar las plantas no es algo esencial para que vivan. En los bosques y espacios naturales no existe nadie que recorte los espinos ni pode los setos de zarzas, y éstos crecen sin dificultades de todos modos. Los horticultores que podan los árboles frutales lo hacen para que produzcan mayor cantidad de frutos o para mantener la forma o estilo de un árbol que crece de un modo concreto, como por ejemplo en espaldera o en cordón, o simplemente porque quedan muy arreglados. Debemos admitir que los árboles de nuestro huerto nunca quedarán igual que los árboles de los dibujos de los manuales. Lo más importante para llevar a cabo las podas de forma excelente es aprender las bases.

Bases de la poda:
No podemos depender únicamente de la poda para controlar el crecimiento de un árbol. Si tenemos un manzano injertado en un portainjertos M25, siempre desearemos que éste sea un grande y bonito árbol peleón. Si se poda mucho, el árbol repondrá sus esfuerzos para cumplir las exigencias de sus genes. Si deseamos un árbol de tamaño pequeño entonces deberemos elegir una variedad que sea moderadamente vigorosa e injertarla en un portainjertos apropiado. Si adquirimos un árbol en cordón, en abanico o en espaldera, es posible que el portainjertos adecuado ya haya sido escogido.

Casi todos los perales y manzanos desarrollan las yemas de fruto en los nuevos brotes que crecen en las ramas cortas y leñosas llamadas espolones, y estos árboles reciben el nombre de árbol de espolón. Ciertas variedades como los perales ”Joséphine de Malines” y ”Jargonelle” y los manzanos ”George Cave” y ”Bramley’s Seedling” desarrollan las yemas de flor en el extremo de los brotes de dos años. Si los podamos de forma constante, las posibilidades de que produzcan frutos serán bajas. Esta clase de variedades no son demasiado aconsejables para espalderas o cordones.

Antes de proceder a la poda de un árbol, debemos razonar con qué fin lo vamos a hacer. Es posible que queramos conservar la forma singular de un árbol, incrementar su vigorosidad o que desarrolle más yemas de fruto. También es posible que lo hagamos para acabar con una enfermedad, para talar las ramas secas o aclarar ramas que sean excesivamente frondosas evitando enfermedades. Del mismo modo que necesitamos equilibrar los portainjertos apropiados con un estilo de árbol en particular, deberemos regular la poda dependiendo del vigor del cultivo. La poda de invierno hace que el árbol forme más vegetación, por lo tanto, cuanto más vigoroso sea un árbol, menos poda requerirá. Por el contrario, cuanto más débiles y marchitas tenga sus ramas, más poda necesitará.


Poda y guía de un cordón:
1. En invierno, aclararemos las yemas de los espolones que estén demasiado llenos, especialmente en el caso de los árboles viejos. Si es necesario los ataremos más fuerte o los soltaremos.

2. En verano, cortaremos de forma oblicua los brotes, dejando una hoja sobre el espolón. Cortaremos de forma oblicua otros brotes del tallo principal dejando 3 hojas.

Cómo hacer un cordón doble:
1. En invierno, cortaremos el tallo de un árbol muy joven a 25 centímetros del suelo, exactamente por encima de 2 yemas buenas, una a cada lado.

2. Conforme los brotes vayan creciendo, los ataremos con hilo bramante a unas cañas de bambú sujetas por alambres, primero en ángulo y más tarde en vertical.


Los manzanos y los perales:
Los arbolitos, semiarbolitos y árboles bajos, en caso de podarlos, solamente deberá hacerse en invierno. Si no los manipulamos, se desarrollarán bien y su fructificación será buena, pero no lo harán tanto como si se podan bien. Si vamos a podarlos, debemos hacerlo pensando en sustituirlos: haremos que crezcan nuevos brotes cortando los viejos de los extremos de las ramas, cortaremos donde haya un brote nuevo aguardando para emerger.

Cuando se trata de árboles en espaldera o en abanico, en cordón o en doble cordón, es más importante la poda de verano que la poda de invierno, puesto que es precisamente la forma en que se controla la cantidad de vegetación que produce el árbol.

En la poda del verano, procederemos a podar los brotes nuevos con hojas que se han desarrollado desde la primavera hasta comienzos del verano. Si el brote crece directamente en una de las ramas principales del árbol, entonces lo cortaremos de forma oblicua hasta la tercera hoja por encima del racimo de hojas principal. Debemos dejar indemne el racimo. Por otra parte, si el brote sale de un espolón nudoso formado mediante podas anteriores, deberemos cortarlo también de forma oblicua, pero a una hoja por encima del racimo. Ésto lo haremos a mediados o a finales del verano, una vez los tallos verdes de los brotes hayan comenzado a tornarse de color marrón. Durante el invierno, es posible que debamos acortar otros brotes largos que se hayan desarrollado tras la poda de verano.

La estructura de un abanico es un poco menos rígida que la de una espaldera o un cordón. Podemos continuar atando los brotes laterales que se desarrollan en las ramas principales hasta llenar todo el espacio que hay entre ellos. Más tarde, en verano, tendremos que podar los brotes laterales; para ello, los cortaremos de forma oblicua a una hoja por encima del racimo principal. Si cualquier tallo principal crece excesivamente en relación al espacio disponible, lo cortaremos de forma oblicua hasta un brote fuerte de reemplazo, el cual podemos atar en lugar del otro.

Ciruelos, ciruelos damascenos y ciruelos claudios:
Los árboles que tienen formas naturales no requieren demasiada poda. Básicamente podaremos las ramas muertas y aclararemos las que estén demasiado llenas. La poda de estos árboles se hace a finales de la primavera o en verano, puesto que de este modo disminuiremos las posibilidades de que las esporas del mal de plomo se introduzcan en el sistema.

Si se trata de abanicos, éstos necesitan más cuidados. Los brotes que salen de las ramas principales deben cortarse en dos ciclos. A mediados del verano cortaremos todos los brotes de forma oblicua, dejando aproximadamente 6 hojas. Estos brotes producirán frutos el próximo verano. Una vez hayan hecho la fructificación, cortaremos de forma oblicua estos brotes laterales por la mitad, dejando 3 hojas aproximadamente esta vez. Todos los brotes que crezcan en dirección a la pared o hacia fuera deben ser cortados completamente.

Melocotoneros y nectarinos:
Se trata de dos árboles que pueden crecer excelentemente en abanico. Lo mejor es comprar un árbol que ya haya sido trabajado y posea la forma. Los frutos medran en los brotes de la pasada estación. En primavera podaremos todos los brotes que no deseemos (comprendiendo también los que crezcan en dirección a la pared o hacia delante), dejando 3 yemas de crecimiento en cada rama lateral. A comienzos del verano, podaremos cada uno de estos 3 brotes oblicuamente, dejando 6 hojas. Una vez hayamos cosechado la fruta, procederemos a cortar los brotes donde estaban y a atar un brote de reemplazo. En el caso de los árboles con forma natural, cortaremos las ramas demasiado llenas o las cruzadas en verano. A mediados del verano, podaremos de forma oblicua todos los brotes muertos debido a las heladas del invierno.

Albaricoqueros:
Los albaricoqueros en abanico son podados de un modo semejante a los melocotoneros. Debemos intentar conseguir una serie de espolones fructíferos con una separación de 15 centímetros a lo largo de todas las ramas. Lo haremos despuntando los brotes laterales a comienzos del verano y dejando aproximadamente 7 centímetros de cada rama. Debemos despuntar cada brote que crezca de estos laterales y dejar únicamente 1 hoja. Ataremos la nueva vegetación para mantener la forma de abanico. Los árboles que se encuentran asentados no requieren de una poda regular.

Cerezos:
Los cerezos dulces en arbolito o en semiarbolito no requieren poda. Sólo cortaremos las ramas secas y eliminaremos las que se cruzan. Los “Morello” solamente producen frutos en las ramas nuevas, por lo que deberemos podarlos para que desarrollen mucha vegetación, necesaria para la fructificación. Cuando un árbol armado en una pared haya fructificado, cortaremos sus brotes largos por los extremos con el fin de que los brotes nuevos del centro del árbol produzcan frutos únicamente en la punta de las ramas. Ataremos todos los brotes nuevos que podamos colocar entre las ramas principales.

Cítricos:
Los árboles de frutos cítricos no requieren poda regular. En caso de ser necesario, recortaremos la nueva vegetación a comienzos de la primavera para que las plantas se mantengan equilibradas y en forma.

Poda y formación de una espaldera en manzanos y perales:
Pondremos las ramas para que formen hileras horizontales. En verano, cortaremos de forma oblicua los brotes de los tallos principales y en los que sobresalga una hoja del espolón.



Poda y formación de un abanico en ciruelos:
Cortaremos oblicuamente todos los brotes laterales de las ramas principales a mediados del verano, dejando 6 hojas. Tras la fructificación los volveremos a cortar a 3 hojas. Estos brotes son los que producirán frutos el próximo año. Podaremos completamente los brotes que crezcan hacia fuera o hacia dentro de la pared.



Poda y formación de un abanico en cerezos “Morello”:
Podaremos los brotes en los extremos de las ramas a finales del verano para que los árboles desarrollen nuevos brotes en el centro. El próximo año el árbol producirá frutos únicamente en las ramas nuevas. Podaremos completamente los brotes que crezcan hacia delante o hacia atrás.



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