
Nunca se sabe cómo va a ser la cosecha de ciruelas, tan pronto podemos tener un banquete como podemos llevarnos una gran decepción. Los hambrientos pájaros, junto con las heladas a destiempo, provocan que nuestro cultivo de ciruelas pueda ser un completo fracaso. Si cultivamos la variedad “Coe’s Golden Drop”, obtener 15 frutos de un árbol (lo que eufemísticamente denominamos “cosecha tímida”, la más escasa de todas) son suficientes para congratularse. No obstante, el fruto que nos ofrece esta variedad es tan exquisito que merece la pena arriesgarse, su sabor es tan bueno como tres veces el sabor dulce de una perfecta ciruela claudia, probar uno de sus frutos es todo un lujo.
Los ciruelos que se plantan como árboles de huerta o en forma de abanico contra una pared son ornamentales debido a su fruto y su flor, aunque la flor realmente no sea tan atractiva como lo son las flores de los perales o los manzanales. En el caso de desear plantar en césped, deberemos elegir arbolitos o semiarbolitos, puesto que se trata de árboles muy duraderos y podremos cortar la hierba por debajo sin engancharse el pelo de las ramas.
Cultivo del ciruelo:
Todas las variedades de ciruelos se injertan a portainjertos que controlan su vigor, del mismo modo que con los perales y los manzanos. El más habitual es el “St. Julien A”. Si sobre éste, injertamos un ciruelo “Victoria”, su copa alcanzará los 4,5 metros de ancho en 10 años.
Cuando se trata de ciruelos, los portainjertos enanos son muy poco habituales, pero existe uno, cuyo nombre es “Pixy”, que disminuye las dimensiones del árbol en dos tercios o en la mitad, aunque el árbol requiere de un terreno más rico y más atendido que la misma variedad injertada “St. Julien A”.
Si sólo podemos cultivar un árbol, la mejor idea es hacerlo con la variedad “Victoria”, puesto que se trata de un árbol que se autofecunda, además de tener pocos requerimientos en cuanto al terreno y de producir cosechas abundantes y regulares. Esta variedad suele ofrecernos cosechas con una gran abundancia, y si se dejan, se pasarán un año reposando, como si se tratase de un trabajador agotado después de una dura jornada de trabajo.
Suelo y sitio para el cultivo de los ciruelos:
Los veranos cálidos, los inviernos duros y las cortas y tardías primaveras favorecen a los ciruelos. El origen de este árbol se encuentra en el cáucaso y de las regiones del mar Caspio, por lo que el clima de ahí es el que más les beneficia.
Es necesario que estén resguardados del viento y que estén adecuadamente protegidos contra las heladas tardías. Los cultivos que menos riesgo tienen de ser afectados por las heladas son los de floración tardía, como en el caso del “Ouillins Gage” de doble aprovechamiento. No obstante, las variedades de floración temprana tienen más riesgo de padecer por las heladas, como por ejemplo la variedad “Jefferson”. Los árboles en abanico en muros resguardados producen los frutos más jugosos, Los ciruelos son demasiado grandes como para ponerlos en cordón o en espaldera. Los ciruelos más fuertes son los damascenos, que son bastante parecidos a los silvestres.
La plantación de los ciruelos:
Plantaremos a finales de otoño, cuando los árboles están latentes pero la tierra es lo bastante caliente para hacer posible un mayor desarrollo de las raíces. En el caso de plantar en césped, tendremos que dejar un espacio de de 1,2 metros de diámetro como mínimo alrededor de la base.
Los árboles en abanico necesitan sujetarse. En el caso de adquirirlos podados, es posible que tengan 6 u 8 ramas largas; pondremos las cañas de bambú apropiadas en la pared, o en algo que haga la función de soporte, en forma de abanico con el fin de que estén igual que las ramas. Deberemos atar las ramas a las cañas y continuar atándolas conforme sigan creciendo.
La polinización de los ciruelos:
Existen variedades que se autofecundan y, por lo tanto, no requieren de polinizadores para producir el fruto, aunque incluso estas variedades nos ofrecen cosechas más cuantiosas si éstas son polinizadas en cruce con otras variedades, algunos ejemplos de esta clase de ciruelos son las variedades “Denniston’s Superb” y “Victoria”.
Lógicamente es necesario que florezcan a la vez para polinizarse, por lo que tendremos que tener esto en cuenta a la hora de elegir las variedades que vamos a cultivar. En general, los distribuidores especializados señalan la época de floración (temprana, normal o tardía), para realizar la elección de los cultivos oportunos para hacer posible la polinización, puesto que en algunos cultivos coinciden las épocas de floración.
Cuidados del día a día:
Deberemos consolidar los árboles que, debido a las heladas, se hayan salido un poco el primer año tras haberlos plantado. Tendremos que acolcharlos con abundante estiércol cada año. En caso de no disponer de estiércol, abonaremos la superficie de la tierra de los árboles que ya estén asentados con sulfato de amoniaco, en una proporción de 60 g. por metro cuadrado. Si se estudia el caso de que un árbol produce demasiados frutos, los aclararemos sin dejar más de una ciruela por cada 7 o 10 centímetros. Es posible que el árbol deje caer algunas frutas, generalmente a principios de verano.
La poda de los ciruelos:
Si no se les da ninguna forma, los árboles requieren muy poca poda; básicamente retiraremos las ramas secas y aclararemos el exceso de follaje. La poda debe hacerse a finales de la primavera o en verano, de este modo estaremos disminuyendo el riesgo de que entren en el sistema de esporas.
En cambio, cuando se trata árboles en abanico, estos necesitan mayores cuidados para mantener la forma. Se deben cortar dos veces los brotes de las ramas. A mediados del verano cortaremos todos los brotes laterales para dejar aproximadamente 6 hojas. Se trata de los brotes que producirán los frutos el próximo verano. Una vez haya dado la fruta, procederemos a cortar dichos brotes laterales por la mitad, hasta dejar unas 3 hojas. Los brotes que salen hacia delante o bien hacia la pared deben ser cortados.
Producción en la recolección de ciruelas:
Por cada ciruelo en abanico de unos 10 años, estaremos produciendo más o menos 14 kilos de fruta, mientras que un ciruelo al cual no se le ha dado ninguna forma producirá aproximadamente 23 kilos. Recogeremos la fruta una vez esté completamente madura.
Enfermedades y plagas de los ciruelos:
La mayor preocupación que debemos tener al cultivar ciruelos es el mal de plomo, la enfermedad más grave que puede afectarlos. Ésta no tiene cura, por lo que deberemos cortar las ramas que hayan sido afectadas y esperar. En el caso de que más de una tercera parte del árbol haya sido afectada, entonces existirán pocas posibilidades de que éste sobreviva.
Variedades más cultivadas por los horticultores:
Ciruelas (ordenadas por órden de maduración):
“Czar”: Las cosechas son abundantes y los frutos son de un color morado oscuro, apropiados para cocer.
“Early Laxton”: Este árbol es bastante débil. Su fruto es pequeño, de color amarillo y con un buen sabor.
“Ouillins Gage”: Cuando está completamente madura resulta una fruta muy idónea para la mesa, y es perfecta para hacer confituras.
“Marjorie’s Seedling”: Es un árbol muy vigoroso. Sus frutos son negros y de gran tamaño, excelentes para la cocina.
“Victoria”: Es la variedad más conocida y cultivada de todas debido a su jugosidad al estar madura y a su gran utilidad en la cocina cuando todavía está verde.
“Jefferson”: Es una magnífica ciruela de mesa, muy fuerte y con un semejante sabor al de la ciruela claudia.
“Coe’s Golden Drop”: Aunque sus cosechas son muy escasas, es la ciruela más exquisita de todas.
Ciruelas claudias (ordenadas por órden de maduración):
“Denniston’s Superb”: Es una variedad fuerte que se autofecunda.
“Cambridge Gage”: Es un árbol vigoroso, cuyos frutos son redondos y verdes.
“Reine Claude de Bavay”: Es una ciruela claudia de gran tamaño, su sabor es bueno y se autofecunda.
Ciruelas damascenas (ordenadas por órden de maduración):
“Farleigh Damson”: Sus frutos pequeños tienen un sabor delicado.
“Merryweather”: Es un árbol de gran tamaño cuyos frutos también son grandes y de un color negro azulado. Se autofecunda.