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Siembra al aire libre - Guía para sembrar en exterior

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Las hortalizas suelen ser cultivadas mediante semillas sembradas directamente en la tierra, más que mediante otros métodos. Las hortalizas sensibles a las heladas, como por ejemplo las tomateras y los calabacines, son sembradas en interior con el fin de que su época de crecimiento se alargue lo máximo posible, aunque gran parte de las hortalizas no requieren este tipo de tratamiento.

Algunas son sembradas en hileras cortas en semilleros y son trasplantadas más tarde a su lugar definitivo. Los puerros y las coles normalmente se plantan de este modo, no obstante, en situaciones muy expuestas pueden ser cultivadas en maceta bajo cubierta y trasplantarse al exterior más tarde. Otras hortalizas, como por ejemplo los guisantes y las chirivías, son sembrados en la misma posición que ocuparán el resto de sus vidas. Recuérdalo cuando prepares el plantío. No debes esperar que las semillas levanten grandes terrones de tierra con tal de alcanzar la luz.

La preparación de la tierra para la siembra:
Si vamos a sembrar al aire libre, lo más importante para que las semillas germinen es preparar bien el plantío. En suelos arenosos, es posible que solamente tengamos que eliminar las malas hierbas y rastrillar para crear una superficie fina y migajosa, perfecta para las semillas. En suelos arcillosos, desearemos que durante el invierno las heladas nos hayan echado una mano para romper los duros terrones. Golpear con la parte posterior de un rastrillo también ayuda. Debemos saber que cuanto más pequeña sea la semilla, más fina debe ser la capa trabajada.

Siembra en surcos:
Éste es el método más habitual para el cultivo de hortalizas mediante semillas. Tensaremos una cuerda atada a una estaca para hacer una línea recta y cavaremos un surco, lo más cerca posible de la cuerda, con una azada o con la parte posterior de un rastrillo. La profundidad del surco depende del tamaño de la semilla que sembremos, para las semillas que sean pequeñas cavaremos un surco poco profundo, y para las semillas más grandes cavaremos un surco más profundo. Esparciremos las semillas pequeñas lo más ligeramente que podamos a lo largo del surco, intentando evitar, por todos los medios, tener que aclarar más tarde. Las semillas de la chirivía y la remolacha, por ejemplo, pueden ser sembradas en pequeños grupos de 2 o 3 espaciadas a intervalos. Dejaremos solamente la plántula más fuerte en cada punto. Cubriremos con la tierra las semillas con cuidado y la presionaremos con la parte plana del rastrillo. Si la tierra está demasiado seca, regaremos el surco antes de sembrar; en caso de no estarlo, regaremos con una regadera de agujeros pequeños después de sembrar.

Siembra en una zanja ancha:
Las zanjas anchas y de base plana son usadas para las hortalizas que crecen en hileras anchas, como es el caso de los guisantes, por ejemplo. Tensaremos una cuerda para señalar una línea recta. Cavaremos una zanja, con una azada o una pala, de 23 centímetros de ancho aproximadamente. Espaciaremos uniformemente las semillas a lo largo de la zanja. Las cubriremos con la tierra que antes habíamos sacado y la alisaremos con cuidado. También es posible hacer una zanja ancha y con poca profundidad para cultivar tipos de plantas de corte y rebrote, pero en tal caso, sembraremos la semilla a voleo (a continuación veremos en qué consiste), lo más esparcida posible.

Si sembramos guisantes, éstos deberán ser protegidos con tela metálica.

Siembra a voleo:
Sembrar a voleo consiste en esparcir las semillas sobre una zona relativamente grande. Es un método exclusivamente útil cuando tenemos una serie de cuadros profundos, cada uno con un cultivo distinto, o bien cuando deseamos cultivar macizos de hortalizas en los cuadros de un potager.

Rastrillaremos el suelo de toda la zona para obtener una superficie fina antes de sembrar, es imprescindible para que las semillas tengan una buena germinación. Esparciremos espaciadamente las semillas por todo el terreno. Rastrillaremos cuidadosamente el suelo en la dirección contraria para cubrir las semillas, y lo presionaremos con delicadeza con la parte posterior del rastrillo. Regaremos bien la zona con una regadera de agujeros pequeños.

También es la técnica apropiada para sembrar saladini, una mezcla de hojas de ensalada como la lechuga de hoja suelta y la roqueta, o coles orientales. Cultivaremos las plantas como cosechas de corte y rebrote, recolectando las hojas cuando aún son plantitas.

Aclareo:
Las semillas sembradas directamente, como es el caso de las remolachas y las zanahorias, deben ser aclaradas para que cada una de las plantas pueda desenvolver todo su potencial. Si logramos sembrar las semillas muy espaciadas, es posible que podamos evitar esta ardua labor de aclarar las plantitas. Las enfermedades y plagas también realizan su propio y malvado aclareo, por lo que nosotros haremos el nuestro por fases, cortando las pequeñas plántulas a ras del suelo, en lugar de arrancarlas y molestar las raíces de las plántulas vecinas. Deberemos apartar las plantas cortadas para evitar plagas y enfermedades.

Debemos evitar aclarar las zanahorias, puesto que la mosca de la zanahoria se sentirá atraída por el olor de las plántulas dañadas, y los pequeños agujeros que quedan son zonas por las cuales puede introducirse.

Trasplante:
Las hortalizas como los puerros, las coles de Bruselas y otros tipos de coles, normalmente se siembran en semilleros de viveros, es decir, en pequeños trozos de tierra donde se puede rastrillar el suelo hasta lograr que sea completamente fino y usarlo para sembrar semillas en líneas cortas. En un momento determinado, las plantas deben ser trasplantadas a su lugar definitivo. Intentaremos hacerlo cuando el suelo esté húmedo y el cielo esté nublado, de este modo las plantas desarraigadas no padecerán tanto hasta estar asentadas.

Debemos sacar las plantas con toda la tierra posible alrededor de la raíz y plantarlas en un hoyo suficientemente grande como para que quepan correctamente. Las coles deben ser plantadas a una mayor profundidad de la que estaban cuando se encontraban en el semillero para que las hojas inferiores queden al nivel del suelo. Los puerros deben ponerse en agujeros hechos con un plantador. Las plantitas aclaradas de algunos cultivos, como por ejemplo las lechugas, pueden trasplantarse existosamente si el suelo está húmedo y la temperatura es moderada, pero no podemos trasplantar hortalizas de raíz, como es el caso de las zanahorias.

Para el trasplante de los puerros haremos un agujero de 15 centímetros de profundidad como mínimo con la ayuda de un plantador y colocaremos las plantitas de modo que, al crecer, desarrollen un tallo blanco y largo. Los regaremos bien para quitar la tierra de las raíces.

Para el trasplante de las coles, pondremos las plantas a más profundidad que la que tenían antes. Al plantarlas, las hojas inferiores deben estar al nivel del suelo.

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